Partida.
"Oye, ¿me estas escuchando?"
Cassia le dirigió una mirada escrutiñadora a su hijo, quien parecía sumido en otro lugar. La estaba mirando, pero no al rostro, era como si sus gélidas pupilas trataran de ver algo más a allá de su cuerpo, algo más profundo.
Ante la fuerza de su mirada, Cassia no pudo evitar moverse nerviosa en su lugar.
"¿Se dio cuenta? ¿No, verdad? ¿Y qué pasó con su fiebre?"
Luego haber pasado algunas horas tratando de controlar su estado, a Cassia se le permitió volver a casa, aunque lo más probable es que aun haya ojos por ahí.
Durante la Ascensión, hubo quienes lamentablemente no lo lograron, sucumbiendo a la pérdida de control y convirtiéndose en monstruos no humanos, para desgracia de Cassia, el payaso de la clase no estuvo entre los que fallecieron y seguía dando vueltas por ahí.
Apartando esos pensamientos de su cabeza, buscó en el bolsillo de su abrigo y sacó la hoja de permiso con su firma, sacudiéndola en la cara de Noah para captar su atención.
"Noooaaah, tierra a Noah, ¿ves esto-?"
"¿Qué cambió?"
La abrupta pregunta la dejó helada y tuvo que forzar una sonrisa.
"B-Bueno, mi niño ya está grande, y pensé que una excursión no le haría daño-"
"Eso no, mamá."
"Mierda."
"... ¿A qué te refieres, pequeño? Mamá no entiende."
Noah levantó una ceja.
"¿Por qué hablas en tercera persona? Es espeluznante", suspiró y sacudió la cabeza. "No, no, no, algo definitivamente es diferente en ti."
"M-Mamá no sabe a qué te refieres..."
"Ajá, sí."
Noah le dio una última mirada de sospecha antes de poner su atención en el permiso firmado. Sus ojos brillaron con un tono azul antes de que una sonrisa iluminara su hermoso rostro, deslumbrando a Cassia.
"Dioses..."
"¿Segura que puedo ir?"
Su voz apenas contenía su emoción.
Cassia asintió.
"Sí... además, tendré que salir por unos días."
La emoción de Noah se convirtió en desconcierto.
"¿Qué? ¿Por qué? ¿A dónde? ¿Con quién?"
Cassia se mareó ante el aluvión de preguntas, soltando una risa mientras tomaba el rostro de su hijo por las mejillas para apretarlas y callarlo.
"Una pregunta a la vez, ¿sí?", suplicó con un tono dramático. "Respecto a porqué y con quien, iré por trabajo con algunos compañeros."
Noah frunció los labios. Eso no le decía nada.
"Ahora, ahora, no me veas así, solo serán unos días."
Cassia inclinó su rostro hacia el de Noah hasta sus frentes se tocaron, cerró y adsorbió el calor-frialdad-, que emanaba su cuerpo.
"Obedece a Clara, ¿de acuerdo?"
Noah apretó sus labios con algunas emociones encontradas, puso sus manos sobre las de su madre y asintió suavemente.
"Ese es mi chico."
***
Los siguientes días pasaron como una neblina tumultuosa. Con Cassia pasando más tiempo fuera tratando de comprender el alcance de sus nuevos poderes y tratando de no perder el control en el acto.
Durante ese periodo, temió que los creyentes de Bóreas volvieran a atacar ahora que se encontraba en un estado que no le permitía pelear libremente. Pero para su sorpresa, e inexplicable consternación, ninguno se hizo notar.
Noah continúo con su rutina diaria sin ningún cambio que valiera la pena resaltar, al menos en la realidad. En sus sueños, todo fue diferente.
Por primera vez en mucho tiempo durmió, realmente durmió.
Sin espacios extraños, sin dragones, ni fanáticos, y sin la molesta voz.
Naturalmente, las alucinaciones seguían allí, esperando cualquier descuido para asaltar sus sentidos y amenazarlo con volverlo loco. El medicamento en el que se había estado apoyando también dejó de servir por completo, pero Mary se negó a recetarle algo más fuerte.
Otra cosa que no salía de su mente era su madre.
Estos días había algo distinto en ella, no físico, en un nivel más profundo. Era como si su presencia se hubiera vuelto más notable, más fuerte... y más conectada a él, como si el hilo invisible que lo unía a su madre se hubiera vuelto más grueso.
Con Noah confirmando que iría a la excursión, su salón se volvió un caos, con todos entregando en manada las hojas que antes había retirado.
"Que gente tan extraña."
Los días se volvieron bulliciosos y el ambiente era cada vez más animado. Se formaron grupos y Noah fue invitado a todos, ganándose más odio por parte por parte de sus compañeros varones al rechazar la invitación de las chicas.
Y así, llegó el día.
"Es ella..."
"Realmente es ella."
"¡Oye! Saca un foto."
"¿Estás loco? ¿Y si se enoja? ¡Sácala tú!"
"Cassia White está aquí..."
"Realmente vino a despedir a su hijo."
"Es más bella en persona..."
"¿Crees que me dé su autógrafo si digo que soy amigo de Noah?"
"¿Lo eres?"
"Jajaja, no, ¿pero quién lo es?"
Los estudiantes que rodeaban el autobús no paraban de cuchichear entre ellos, todos asombrados con la aparición de la hermosa actriz.
Hasta ahora, Noah no hablaba con nadie sobre su madre, evitando todo tema sobre ella cuando surgía la pregunta, dejándolos disgustados y con ganas de saber sobre la vida privada de Cassia White, pero no importaba cuanto insistieran, su egoísta hijo nunca se molestó en responderles.
Motivo por el cual, aunque la mayoría quería estar cerca del ángel, algunos se mantenían molestos y lo aislaban en secreto.
Ajenos a todo, Cassia y Noah mantenían una conversación simple a la distancia.
"No te alejes del grupo, ¿entiendes?"
Noah soltó una risa divertida.
"¿A dónde iría si lo hiciera?"
Cassia suspiró, negando con la cabeza.
"No es a donde vayas, es a donde algún degenerado te pueda arrastrar."
"Buen punto, entonces sí, no me alejaré a menos que vea un belleza alta y de cabello largo."
Rodando los ojos, Cassia dejó caer un golpe sobre la cabeza de hijo.
"Mantén esos pensamientos alejados, es muy pronto para ti..." Dirigió su mirada hacia el grupo de estudiantes, quienes trataban de disimular, muy mal, su mirada hacia ellos. "Estoy segura de que debe haber alguna belleza de cabello largo en tu salón, no veo porque buscar en otro lado."
"Las hay, pero ninguna es alta."
"¿Qué importa eso?"
"Mucho."
Cassia se rio entre dientes ante las tonterías de su hijo, quien hasta hace poco le había dicho a Mary que no estaba interesado en el género opuesto y ahora buscaba una belleza alta y de cabello largo.
"Como sea, compórtate y evita causar problemas."
La voz del maestro amplificada por el megáfono del autobús anuncio que era hora de partir, dejando a Cassia repentinamente melancólica ante la idea de alejarse de su hijo por tanto tiempo.
Noah miró en dirección al autobús con una sonrisa antes de volverse hacia su madre.
"Noah, beso."
Su sonrisa se volvió más brillante.
"Beso, mamá."
Sin mucha ceremonia, Noah se inclinó y de dejo un beso en la mejilla de su madre, provocando un coro de gritos del autobús.
Cassia y Noah se miraron confundidos antes de estallar en carcajadas.
"De nuevo, controla tus hormonas."
Noah rodó los ojos con diversión antes de alejarse y correr hacia al autobús bajo la mirada atenta de su madre.
"Allí va..." susurró al viento, su voz cargada melancolía y un rastro de soledad ante la vista de su amado hijo desapareciendo en el interior del autobús.
El único consuelo para su corazón de madre era que tras volver a casa se quedaría ahí mientras ella estaba en la Tierra Hueca.
"Mientras me dé prisa..." pensó con seguridad.
Pero nada nunca salía como uno esperaba.
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